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Psic. Andrea Garibaldi

ANOREXIA: ¿DIETA O ENFERMEDAD?

Dieta o enfermedad… La anorexia.

LA MODA NOS PRESENTA CUERPOS SUPER DELGADOS COMO IDEAL DE BELLEZA. ¿PERO SON ACASO IDEAL DE SALUD? RESTRINGIR LAS CALORÍAS EN DEMASÍA NOS PUEDE LLEVAR A SUFRIR DE UN TRASTORNO ALIMENTICIO.
Karina desarrolló la anorexia cuando tenía 15 años. Era una adolescente introvertida, tímida, y muy estudiosa. Un problema para Karina era el no ser muy popular con los chicos. Cuando su padre le dijo en broma que no conseguiría novio si no bajaba 15 libras, ella empezó a hacer todo tipo de dietas. Bajó de peso, pero siguió con las dietas, hasta desarrollar una apariencia escuálida. Debido a su escasa alimentación las libras de más desaparecieron, pero sus periodos menstruales también.
Conforme su anorexia se agravaba, se volvió obsesiva con la comida y desarrolló raros rituales alimenticios. Todos los días pesaba la comida que consumía en una báscula de la cocina. Cortaba los alimentos sólidos en piezas minúsculas y medía los líquidos meticulosamente. Colocaba sus raciones diarias en pequeños recipientes en el refrigerador, y los ordenaba en filas uniformes.
También hacía ejercicios en forma compulsiva, incluso después de que había comenzado a sufrir desmayos en el gimnasio. Si tenía la alternativa de subir por escalera jamás tomaba el ascensor. Nadie podía convencerla de lo contrario. Tuvo que ser hospitalizada por orden de su médico de cabecera. Incluso en el hospital, se encerraba en el baño para en secreto continuar con su régimen de ejercicios, realizando innumerables abdominales.
Karina presenta un caso típico de anorexia. La anorexia es la inanición autoinducida que se presenta aunque la persona experimente sensaciones de hambre. Y es que estas personas se “sienten obesas” y parecen tener una imagen corporal distorsionada que las lleva a una preocupación obsesiva por la pérdida de peso. Debido a esto deciden dejar de comer. No importa cuanto peso pierdan los anoréxicos, incluso si llegan a estar demasiado delgados, nunca están satisfechos y siempre consideran que están obesos.

En ocasiones no se reconoce la anorexia hasta que la persona presenta una pérdida de peso grave. Sin embargo hay ciertos rasgos observables en la conducta de las personas que sufren de esta enfermedad, como:
• Comer en secreto
• Insatisfacción con su apariencia, quejas por sentirse “gordo”
• Pérdida de peso sustancial en un periodo relativamente corto
• Dieta constante a pesar de que la persona ya esta delgada
• Establecimiento continuo de nuevos objetivos de peso
• Desarrollo de extraños rituales de alimentación, como medir todos los alimentos antes de consumirlos
• Obsesión por el ejercicio
• Tristeza
La edad de inicio de la anorexia se sitúa por lo general en la adolescencia, en torno a los 12 años, si bien la población más afectada se encuentra entre los 14 y 18. Es más frecuente en las clases sociales media y media-alta. En un 95 por ciento de los casos la anorexia afecta a mujeres jóvenes, aunque en los últimos años se ha producido un aumento en hombres, en mujeres adultas y en niños. En un estudio que se realizó en un hospital en Estados Unidos durante un periodo de 20 años, el 9% de los pacientes a quienes se diagnosticó con anorexia eran hombres.
 
Aunque no se niega la predisposición biológica, se cree que las principales causas de la anorexia son las presiones socioculturales. Es por esto que existen colectivos más propensos a sufrir estos trastornos; es el caso de las gimnastas, las bailarinas o las modelos. Y es que nos vemos influenciados por la publicidad y por la moda que nos presentan cuerpos súper delgados como ideal de belleza. ¿Pero son acaso ideal de salud? 
 
Todos queremos vernos bien. Nadie se fascina con la idea de la gordura, menos con la de la obesidad. Es saludable mantener una alimentación balanceada y hacer ejercicio. Pero no hay que caer en extremos. El intentar llegar a una talla 0 puede llevarnos a sufrir de un trastorno alimenticio que puede ocasionar depresión, anemia, piel reseca, temperatura corporal baja, falta de tolerancia al frío, retraso en el crecimiento de los huesos, arritmias cardiacas, e inclusive la muerte. 
 
Deberíamos estar satisfechos con tener cuerpos saludables, sin tener que ir contra natura, para calzar en un molde que nos han impuesto una industria y las presiones sociales. El sentido de la vida no debe ser guardar la línea cueste lo que cueste. No puede ser que un día sin ir al gimnasio sea motivo de auto condena. Hay que desapegarse de las preocupaciones del cuerpo para disfrutar lo cotidiano. 
Si usted cree que conoce a alguna persona que pueda estar sufriendo de anorexia, háblele con confianza y preocupación. No tenga miedo de ser tan claro como sea posible. Eso si, evite concentrarse en su aspecto. Comentarios como «¡ya estás demasiado delgada!» o «¡qué dices, con lo bien que estás!» no hacen otra cosa que aumentar sus obsesiones con el aspecto corporal. 
Explíquele honestamente por qué sospecha de  que sufre un trastorno alimenticio. Cuéntele lo que ha observado, no le prepare «trampas»; no es una discusión a ver quién gana. Por ejemplo, es correcto decir: «Me he dado cuenta que te estás saltando comidas, que comes menos cada vez y que haces demasiado ejercicio. Es obvio que estás perdiendo mucho peso. Me preocupa tu salud». Por último, ofrézcale su ayuda y su apoyo para buscar ayuda médica y psicológica. Recuerde que por salud “con la comida no se juega”.